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Buenos Aires y el Tango

El tango, la sensual danza que identifica a la ciudad de Buenos más que cualquier monumento, más que cualquier hecho histórico, nació en ambas márgenes del Río de la Plata allá por los años 1850 a 1880.

Un poco más temprano, hacia finales del período colonial, había una pequeña callecita, que hoy ya no existe, llamada calle "del Pecado" en el barrio Monserrat; esta callecita fue el primer lugar de diversión, de "mala vida", en la antigua ciudad de Buenos Aires. Allí se bailaban danzas que la sociedad de aquella época consideraba pecaminosas y escandalosas, como el fandango, el candombe, la habanera y otras danzas que hicieron de una u otra forma un lejano aporte en la gestación del tango.

El primer compositor que se conoció fue Angel Villoldo, compositor de "La Morocha", un tango con aires de zarzuela, pero el verdadero tango nació en los arrabales; se piensa que fue en Parque Patricios, hacia el 1880, donde se bailó por primera vez en forma oficial y bajo ese nombre.

A fines del siglo XIX, Buenos Aires era una ciudad en gran expansión demográfica, amplificada por la gran inmigración proveniente de diferentes países. Muchos españoles e italianos, pero también de otras colectividades: alemanes, húngaros, árabes y judíos. Todos estos inmigrantes pasaron a conformar una clase obrera desarraigada, pobre, y con pocos medios de comunicación entre ellos en razón de la barrera lingüística; además, estos inmigrantes eran en su mayoría hombres que dejaban su país en busca de fortuna, así que el 70% de la población de Buenos Aires estaba compuesto por hombres.
Así fue como se comenzó a bailar el tango en burdeles y lupanares, donde normalmente las únicas mujeres presentes solían ser las mujerzuelas y prostitutas, ya que las damas de sociedad no frecuentarían jamás estos ambientes. El tango era una danza "corporal", los bailarines apretaban sus cuerpos uno contra el otro de forma provocativa; las buenas costumbres y pudores de la época lo censuraban. A menudo los hombres bailaban entre ellos, acentuando el caracter machista y sexual de la danza.
Al principio los tangos no eran cantados, se ejecutaban con guitarra, flauta y violines (el bandoneón se incorporó definitivamente recién en 1910, pese a que había llegado al río de la Plata en 1870), y muchos de ellos eran de autores anónimos, ya que pocos sabían de música y partituras. Cuando más tarde se incorporaron letras, éstas eran muy obscenas o con doble sentido de inequívoca interpretación.
La alta sociedad porteña aún se resistía a incorporar esta danza pecaminosa con tan bajos orígenes, aunque hacía tiempo los jóvenes varones de las familias acomodadas la conocían muy bien por frecuentar esos salones de "mala fama" y se cree que fueron ellos quienes la llevaron a Europa. Después aparecieron los bailarines profesionales y se hicieron populares algunos locales, como "Hansen".

En un lujoso cabaret de la época, el Armenonville, en Palermo Chico, hacía presentaciones el dúo Gardel-Razzano en el año 1915. Fue la primera etapa del tango-canción, que se continuó con Pascual Contursi y su tango "Mi noche triste", el primero que grabara Carlos Gardel. Este tango estaba muy influenciado por el lunfardo, el argot porteño, las diferentes lenguas de los inmigrantes; un lenguaje utilizado inicialmente por los delincuentes en las cárceles y en su ámbito.
Hacia 1920, el tango adquirió fama y reconocimiento internacional; París, ciudad vanguardista y abierta a todo lo que fuera diversiones y placer, lo recibió con curiosidad primero y con gran aceptación después. Al ser bailado en París también lo aceptaron en otras capitales europeas. Entonces pudo popularizarse en Buenos Aires, aunque no sin oposiciones de la Iglesia que lo censuró abiertamente.
Pero el tango ya había triunfado; fue la época de las grandes orquestas que se hicieron populares gracias al desarrollo de la radio, que las emitía en vivo. En 1930, sus letras adquirieron un tinte poético-dramático y reflejaban la dura realidad social y económica de la crisis; fueron los años de Cadícamo y Discépolo.

Hacia fines de los años '20 llegaron ritmos del hemisferio norte: el charleston y el foxtrot. El tango debió compartir las preferencias de la gente con estos ritmos, pero la orquesta de Juan D'Arienzo le dio un nuevo impulso al imponer un ritmo más rápido que se bailó hasta mediados de los años '50.

Carlos Gardel murió en 1935 en un accidente aéreo en Medellín, Colombia. Con su muerte, el tango perdió al mayor exponente de todos los tiempos. Sus sucesores fueron Hugo del Carril y Agustín Magaldi, entre otros.

Numerosas orquestas seguían desarrollando el tango puramente instrumental, entre las más famosas podemos citar la de Osvaldo Fresedo y Osvaldo Pugliese, así como las de Miguel Caló, Armando Pontier y Atilio Stampone.
Los años '50 marcan una diferencia entre el tango hasta entonces conocido y el que siguió, con gran contenido emotivo e introspectivo; un gran compositor de estos años fue Aníbal Troilo, y uno de sus discípulos más famosos y compositor innovador, Astor Piazzola. La generación post-Piazzolla (1980 en adelante) incluye músicos como Dino Saluzzi, Rodolfo Mederos, Enrique Martín Entenza y Juan María Solare. Uno de los distintivos de esta generación es que ejecutan tango paralelamente a alguna forma de música clásica contemporánea, experimental.






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