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El Puente Carlos Karlův most

El famoso Puente Carlos de Praga es indiscutidamente una de las principales atracciones de la ciudad. Está claro que es imposible pasarse de él, puesto que une el Barrio Pequeño y la Ciudad Vieja, los dos barrios históricos en las márgenes del Moldava. Pero aunque no fuera así, este precioso puente es definitivamente un imperdible de visita en la ciudad, con su decoración barroca y sus torres que lo hacen tan especial.

Mucho más que una joya histórica, las leyendas dicen que sus estatuas conviertan los deseos en realidad; los mitos acerca de su construcción y el halo de misterio que lo envuelven como la bruma en invierno contribuyen a acrecentar la atmósfera mágica que con justicia caracteriza a Praga.

Un puente muy antiguo
El río Moldava no fue siempre tan calmo como puede parecer en la actualidad; su furia combinada con las fuertes lluvias muchas veces ocasionaron inundaciones y arrastraron puentes débiles.
En el lugar donde se encuentra el Puente Carlos originariamente había un puente de madera que fue destruido en el siglo XI. En 1172, el rey Wenceslao I ordenó la construcción del primer puente de piedra conectando ambas orillas del Moldava, al que dio por nombre Judith, como su esposa. En la época, sólo había otros dos puentes de piedra construidos en la Europa Central.
El puente Judith colapsó en 1342 y de las torres con que contaba se conservaron sólo dos: la torre románica del lado de Mala Strana y una segunda que fue integrada en el edificio del convento de los Caballeros de la Cruz, del lado de la Ciudad Vieja.
Recién durante el reinado de Carlos IV, emperador del Sacro Imperio Romano, un nuevo puente reemplazaría al malogrado Judith.

La tarea fue comenzada por Jan Ottl y concluida por un favorito de Carlos IV, Petr Parler (quien también trabajó en la construcción de la Capilla de San Wenceslao en la Catedral de San Vito y en la torre del puente de la Ciudad Vieja). Este nuevo puente fue concluido en 1402 y hasta 1870 fue llamado simplemente Puente de Piedra o Puente de Praga.

El Puente Carlos mide 516 metros de longitud y 10 metros de ancho, sostenido por 16 arcos. En sus extremos hay tres torres -dos del lado de Mala Strana y una en la Ciudad Vieja-, que antiguamente servían de protección y hoy son miradores turísticos.
El Puente Carlos debe su majestuosidad especialmente a las treinta estatuas y conjuntos escultóricos que lo flanquean y que fueron colocadas alrededor del año 1700. Las que se ven actualmente son copias de las originales, que se conservan en el Lapidarium para protegerlas del deterioro.

Durante mucho tiempo el Puente Carlos proporcionaba la única forma de cruzar el río Moldava y para su mantenimiento se cobraba peaje. Fue escenario de cruentos hechos históricos; las cabezas de 27 rebeldes, ejecutados luego de la Batalla de la Montaña Blanca en 1621, acabaron expuestas en el puente a modo de ejemplo.
A partir de 1870 pasó a llamarse oficialmente Puente Carlos y comenzó a circular la primera línea de transporte público que luego sería reemplazada por el tranvía tirado por caballos, el tranvía eléctrico y autobuses sucesivamente. Entre 1965 y 1978 se realizaron extensos trabajos de mantenimiento y se decidió prohibir el tránsito vehicular sobre el puente, reservado desde entonces para uso peatonal. Durante el día se instalan vendedores de recuerdos y artistas que intentan atraer a los turistas que por millones cada año pasan por allí.

Datos curiosos
Se dice que Carlos IV participó activamente en el diseño del puente, cuidando hasta el menor detalle. Una de las cosas más curiosas parece ser la fecha y el horario en que comenzó la construcción: en el año 1357, el día 9 del mes 7 a las 5.31 am.; Carlos IV, aconsejado por los astrólogos de la corte, habría elegido ese momento preciso por cuestiones de superstición o quizás para que pudiera recordarse fácilmente como una secuencia de números impares capicúa: 1.3.5.7.9.7.5.3.1. De todas formas, no hay certezas en cuanto a la fecha de inicio de la construcción y este momento "mágico" alimenta sobre todo las leyendas, que las hay por decenas en Praga.
Otra cosa inusual es la utilización de yemas de huevo en la mezcla utilizada para unir los bloques de piedra, al parecer con el fin de hacerla más fuerte. Esto que al principio sonaba a leyenda finalmente fue comprobado con exámenes de laboratorio...

El Puente Carlos en detalle:
- La torre de la Ciudad Vieja
- Las estatuas
- Las torres de Mala Strana

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